Investigación y Tecnología
Ana S. Ameneiro
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Investigación y Tecnología
Son muchas las veces las que has estado altamente motivado con empezar algo nuevo, con cumplir con tus objetivos y superar retos, pero, a medida que vas a avanzando y lo vas consiguiendo empiezan a aparecer en tu cabeza pensamientos que tratan de boicotear tus objetivos.
Poco a poco te ves más lejos de conseguirlos, empiezan a salir excusas de la nada con las que intentas justificar el posible abandono de esa tarea y empieza a surgir nuevas ideas, nuevas propuestas con las que una vez más te intentas convencer de que ese es mejor camino. Es el síndrome de las mil ideas. Y vuelta a empezar y nunca acabar, dejándolo todo siempre a la mitad porque tener buenas ideas, no sirve de nada si no las materializas. Pero por qué sucede esto.
Hay un miedo al fracaso, también falta de tiempo y la sensación de que te estás hundiendo en un mar de opciones, consumen tu energía, reducen la emoción de empezar un nuevo proyecto y, finalmente, te dejan atrapado en un ciclo poco productivo en el que tu falta de resultados es tanto la razón como la consecuencia de la incapacidad de tu mente de “ponerse las pilas”, tomar una decisión y seguir un proyecto de principio a fin.
Tener una fecha límite para terminar lo que has empezado es fundamental porque si tienes 8 horas para hacer lo que tardas en dos, vas a emplear las ocho porque vas postergando. En cambio, si te pones una fecha final, es más fácil organizarte y evitar distracciones de lo que es realmente prioritario. Para ello, puedes elaborar una lista que te permita ver esas prioridades y te ayuden a terminar lo que empezaste en la fecha que toca y no a base de posponer plazos.
Esto significa que el 20% de lo que hagas debe contribuir al 80% de los resultados que ves. La idea es que te concentres en realizar tareas que te den más resultados para que puedas hacer más cosas en menos tiempo y no acabes con una lista interminable de tareas pendientes que no sabes ni por dónde empezar a realizar.
No todas las ideas son buenas y perder el tiempo en las que no van a llegar a ningún sitio no te ayuda y además como ni tú mismo crees en ellas, fracasarán. Volverá el miedo al fracaso y esto te va a impedir empezar un nuevo proyecto. Quédate con las ideas que tú sabes que valen la pena porque, en el fondo, siempre lo sabes.
Es muy fácil decirlo y para muchas personas es difícil de cumplir pero si te mentalizas en que terminar las cosas debe ser un hábito, será mucho más fácil y como todo hábito, necesita un entrenamiento. Empieza por hacer cosas pequeñas y, poco a poco, ve introduciendo pequeños cambios que te ayuden a lograr tu objetivo. Así como cuando empiezas a hacer ejercicio, vas poco a poco y con el tiempo vas subiendo la intensidad.
Una de las cosas más productivas que puedes hacer es saber cuándo es momento de dejar un proyecto y empezar otro nuevo. A veces, nos resistimos a renunciar a algunas cosas porque pensamos que todavía se puede hacer algo más, pero lo único que vas a conseguir es cerrar la puerta a nuevas ideas. Nadie te va a agradecer ese tiempo que has pasado sin querer dejar ir algo que te está paralizando e impidiendo que hagas lo que realmente tienes que hacer.
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